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jueves, 8 de diciembre de 2011

Autocrítica

               Autocrítica     
Vale. Somos casi 10.000. Mejor de lo que se pensaba tras el trauma del descenso. Quizás la mayor cifra de abonados en Segunda División de la historia herculana.
¿Es para estar satisfecho?
Si nos dedicamos a mirarnos el ombligo puede que sí. Qué grande el herculanismo. A pesar de lo mucho que se ha hecho últimamente para alejarnos del Rico Pérez aquí estamos fieles al sentimiento y a los colores. Somos los mejores…
Pero no es eso lo que ha caracterizado históricamente al herculanismo. Siempre hemos sido críticos y socarrones con todo lo que se menea: desde el equipo y la directiva hasta los entornos mediáticos pasando por las instituciones e incluso con nosotros mismos.
Aunque últimamente lo de criticarnos a nosotros mismos ha pasado a un plano casi irrelevante. Hay tanto que criticar (y con razón) en la Institución. Y no digamos en el equipo. Ciñéndonos a lo deportivo se pueden oír desde voces que consideran a Abel Aguilar (pedazo de futbolista que para sí quisieran todos los aspirantes al ascenso) un paquete, hasta los que consideran a Mandía (el entrenador que nos sacó del pozo de Segunda B y consiguió que el Hércules fuera hace 3 temporadas  el equipo con más goles a favor de la historia de la Segunda División) poco menos que un inepto total. Y resulta que este verano un tal Guardiola estuvo interesado en que nuestro actual entrenador dirigiera el fútbol base del Barça.

Que si no metemos goles, que si no damos espectáculo, que si tenemos una flor en salva sea la parte. Que si San Falcón. Que si ganamos de milagro… luego resulta que fuera de casa sólo hemos perdido un partido en Girona y que llevamos tres penaltis en contra dudosísimos o inexistentes que podrían haber supuesto varios puntos más…Y para más inri resulta que los peores resultados los cosechamos en nuestro Rico Pérez. 3 derrotas de 8 partidos como locales y dos de ellas frente a equipos de “eterna rivalidad” como Murcia y Elche en los que la presión local de las gradas debería ser mayor en buena lógica.
¿Qué ocurre para que unos jugadores que fuera de casa superan con nota todas las dificultades adversas en forma de presión del público y agresividad de los contrarios contrarrestándolas con una extraordinaria demostración de organización y entrega colectiva, en casa se vean superados durante una buena parte de los partidos por los jugadores rivales?
¿No será que no se sienten siempre respaldados desde el minuto 1 al 90 por todas las gradas del Rico Pérez?
¿No será que ese runruneo que no deja de oírse durante la semana en la calle y en los medios sobre las supuestas carencias del equipo se traslada el día de partido a las gradas, flota sobre ellas y crea una atmósfera que envuelve y atenaza a los jugadores especialmente cuando más se espera de ellos, como el partido contra el Elche, por ejemplo?

Que el Rico Pérez sabe hacerlo muy bien cuando quiere es incuestionable. Me remito a la remontada contra el Barça B con diez jugadores donde el herculanismo dio una de las mejores demostraciones de apoyo que yo recuerde en los últimos años. Pero desgraciadamente, en mi opinión, no es esa la tónica de los últimos partidos. Quizás no haya la necesaria coordinación entre los escasos focos de animación de las gradas. Quizás necesitamos una dosis de masoquismo para llegar a reaccionar, quizás estemos todavía con el letargo del descenso…
No sé. Pero qué puñetas. Este pedazo de equipo que el pasado sábado demostró en Almería que no es inferior ni en ataque y no digamos en defensa a ninguno de la categoría y se mantiene LIDER EN SOLITARIO DESDE LA JORNADA 8 Y ESTAMOS EN LA 17 merece algo más de lo que le estamos dando. Y como lo siento lo digo.

Macho el Hércules

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