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viernes, 7 de septiembre de 2012

Dichoso aquel que tiene la casa a flote...



                                                                                                                                                              Dichoso aquel que tiene la casa a flote

“Dichoso aquel que tiene la casa a flote y a quien el mar le mece su camarote .Y oliendo a brea al arrullo del agua se balancea”

Así dice la hermosísima habanera que cantan unos marineros en la ópera Marina,  de gran arraigo histórico en nuestra provincia y que recomiendo escuchar y ver a los jóvenes que les guste la música.

La sensación de poderío y seguridad, no exenta de placer, que deben experimentar los marinos sobre la cubierta de un barco que avanza sobre la mar tranquila,  debe ser la antítesis del terror que deben experimentar esos mismos marinos cuando su barco se encuentra en el centro de una tormenta huracanada a punto de zozobrar o estrellarse contra las rocas de la costa.

Ese terror es parecido al que algunos herculanos sentimos al ver la nave herculana en el ojo de un huracán institucional, deportivo, económico y mediático que amenaza con hacer zozobrar las estructuras de nuestra vieja y querida nave.

Y lo más preocupante no es el huracán ni su fuerza, otras veces hemos pasado huracanes incluso más fuertes, es la actitud de los pasajeros  que, en el ojo de la tormenta, no sólo no permanecen unidos, tomando decisiones rápidas y tácitamente acordadas que ayuden a controlar la nave sino que, reunidos en la cubierta, mientras las olas casi les cubren, discuten erre que erre sobre la pericia del capitán, la incompetencia de la tripulación, la incapacidad del contramaestre, la prepotencia del armador o la impericia de algunos marineros.

No les gusta el estado de su barco. Cómo se ha mantenido a lo largo de los últimos años. Cómo se ha invertido en él. Cómo se ha reclutado a las diferentes tripulaciones.  Cómo se han elegido los vientos en las diferentes singladuras. Cómo se ha gestionado la intendencia. Cómo se ha elegido el color de los uniformes de los marineros…

Y quisieran remozarlo, cambiar el capitán, cambiar la tripulación, cambiar al propietario de la naviera…. Algunos hasta prefieren que el barco se estrelle contra las rocas y desaparezca bajo las aguas para luego con los maderos construir una chalupa, una balsa o lo que sea.

Y todo esto lo discuten en medio de la cubierta, en plena singladura, con las olas anegando el barco a punto de zozobrar.

Y uno, pasajero viejo de esta nave, permanece atónito en medio de la cubierta, rezando y suplicando: ¿Habrá algo de cordura? ¿Juntaremos  mínimamente esfuerzos para salvar la tormenta?  ¿Esperaremos a llegar a puerto para luego reparar nuestro barco en profundidad?

Y me llega de lejos el sonido de la vieja Marina: “Dichoso aquel que tiene la casa a flote….”

La podemos salvar, herculanos. La debemos salvar.

 

Macho el Hércules
http://www.milanuncios.com/otros-moda/manton-de-manila-de-principios-del-siglo-82623963.htm
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