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martes, 14 de agosto de 2012

La dignidad de ser abonado del Hércules


La dignidad de ser abonado herculano
(Por exigencias técnicas escribo esto el martes 14 de Agosto a cuatro días del Lugo-Hércules y a 11 del derby con el Elche)
Que uno tenga que oír a estas alturas del curso que es preferible perder la antigüedad que la dignidad refiriéndose al hecho de abonarse o no al Hércules es algo que rechina a los oídos y a la inteligencia.
Espero que quienes piensen  así, además de no abonarse al Hércules, ni se les ocurra admitir pase de favor alguno y se dediquen a ver mucha televisión, mucho Madrid y mucho Barça. Es allí donde hallarán la fuente de vida de limpieza moral y ejemplar que les transportará al camino de perfección.
Es la nueva oleada moral. Me recuerda, salvando las distancias, a aquella regeneración macarthista de los años 50 en Estados Unidos donde el que no era buen americano era comunista. Parece que algunos quieren convertir  al Hércules en una especie de Sálvame de Luxe futbolero. Se dedican un día tras otro a narrar con pelos y señales, el último chisme, la última desavenencia o lo que no sé si es peor rescatar de la naftalina del pasado  tal o cual suceso más o menos conveniente a las circunstancias.
La cuestión es estar al loro del último chisme, la última metida de pata, el último dato económico. Y contarlo en petit comité. A ver quién sabe más del meollo de la cosa. Y contarlo con expectación, con cierto suspense. Es lo más de lo más.
Y pontificar. Pontificar mucho. Rasgarse las vestiduras. Y no mesarse los cabellos porque quizás quedaría demasiado aparatoso.
De fútbol, poco. Para qué. Donde estén los últimos chismes de yernos, las últimas reprobaciones a jugadores por comportamientos extra futbolísticos  o las últimas consideraciones morales que se quiten las valoraciones futbolísticas, las cualidades técnicas de los jugadores, las posibilidades de cara a la temporada que empieza. Lo primero es lo primero.
Ortiz y Pitarch, Pitarch y Sergio, Mandía y Portillo, Portillo y Braulio…y así hasta el infinito.
Hay algunos otros despistados herculanos cerca de 4.000 en estos momentos, que no se les ocurre más que abonarse, ¡con la que está cayendo! Resulta que los pobres ignorantes tienen la ridícula costumbre de seguir el rito. De mantener la llama. De mostrar un testimonio de herculanismo simple y sencillo. Consideran el abc del herculanismo ese sencillísimo gesto de pagar una cuota para el equipo de tu vida a cambio de un carnet. Lo consideran un rito. Como la renovación de los votos religiosos. Es simple. Soy del Hércules y me abono. Como lo hacen millones y millones de seguidores de miles de equipos de fútbol en el mundo. Ser socio de tu equipo y estar orgulloso de ello.
Todo ello independientemente de que los dirigentes sean buenos, malos, regulares o pésimos, las gestiones calamitosas o ejemplares, los comportamientos transparentes o falsos, las luchas internas fratricidas o no, las ansias de notoriedad normales o enfermizas…
¿Es tan difícil de entender? Un escudo, unos colores, un carnet y un honor. El honor de ser herculano.  A pesar de los pesares.
Y hoy el Elche, herculanos. No está mal para empezar.
Macho el Hércules

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