¿Caeremos en la trampa?
El compromiso del próximo sábado frente al Almería en el Rico Pérez es de los que marcan tendencia. Si ganamos serían 5 victorias seguidas que nos pondrían en la rampa de lanzamiento a la espera de una final en Valladolid. Si no ganamos sería un jarro de agua que enfriaría la caldera que ahora mismo está a punto de hervir.
La manera con que se afronte este partido es sin duda la prueba casi definitiva de la capacidad de este club para afrontar con garantías reales un nuevo ascenso directo o a través de la promoción. Concurren en él todos los alicientes. Un ex primera que acaba de ganar al líder con autoridad, un ex entrenador con enormes claroscuros que van desde el triunfo histórico ante el todopoderoso Barça en el Camp Nou hasta el desfonde absoluto de una plantilla que muchos pensábamos capaz de mantenerse en Primera con dignidad, un ambiente que se presume eufórico tras la machada de Elche...
Un plato fuerte, de primer nivel, que esperamos saber digerir sin ansiedades y masticando correctamente, como prescriben los médicos dietistas. Las prisas y los atracones no son muy buenos consejeros para el resultado final.
Ciertamente son los jugadores con la, en mi opinión, importantísima baja de Abel Aguilar si el comité de competición no lo remedia los que deberán hincar el diente al tema y manejarlo con la mayor inteligencia y acierto posible. Pero el entorno, empezando por la directiva y acabando por la masa social y los medios de comunicación también tiene mucho, diría muchísimo, que decir. Comenzando por crear y mantener una atmósfera de apoyo limpio, incondicional y sin doblez alguna a los jugadores herculanos y acabando por establecer un microclima deportivamente irrespirable para los jugadores del Almería.
En medio de la gran maraña de problemas a resolver en el partido hay uno que se me antoja importante a la vez que delicado de manejar: el factor Esteban. Se trata de un entrenador que nos subió a Primera, que tuvo el comportamiento que tuvo y que desde su marcha ha sido denostado y denunciado por gran parte de los medios como una lacra para el club.
Existe por tanto el peligro cierto que el trascendental partido del sábado se convierta en una proyección de las filias y fobias de la grada hacia Esteban a modo de de plebiscito que canalice las frustraciones de la grada por el lamentable resultado de la temporada pasada.
Todos los que entremos a ese juego, aficionados, medios de comunicación o gente del club, cometeríamos en mi opinión un tremendo error que favorecería al Almería y podría descentrar a nuestros jugadores, muchos de los cuales no olvidemos, han sido hasta hace nada discípulos del malagueño.
Quiero confiar en el fino olfato del herculanismo que sin duda sabrá separar el grano de la paja e ir a lo fundamental que es llevar en volandas a nuestros jugadores, acojonar deportivamente a los del Almería y hacernos con los tres puntos. Lo demás, historias.
Macho el Hércules
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